De Ouarzazate a las dunas de Merzouga por la ruta de las Kasbahs
Ouarzazate, también llamada “La puerta del desierto”, es el punto de partida ideal para adentrarnos en las grandes dunas de arena que conforman el majestuoso desierto africano.
Altas montañas con cimas nevadas, frondosos y verdes palmerales, extensos valles y rojizas construcciones de piedra forman parte de la increíble geografía que ofrece el Atlas Marroquí.
En este post te cuento como es el espectacular recorrido de 3 días y 2 noches que penetra en la ruta de las Kasbahs y finaliza en las magníficas dunas de arena del Erg Chebbi donde se vive una experiencia inolvidable.

Día 1: De Marrakech a Ouarzazate, atravesando el Alto Atlas
Muy temprano en la mañana nuestro guía Hassan nos recogió en el riad en donde estábamos alojadas. Luego de desayunar, nos subimos a la 4×4 y partimos hacía el Alto Atlas, haciendo una primera parada en una cooperativa de Aceite de Argán. Regentada únicamente por mujeres, allí nos explicaron el proceso de elaboración de este producto típico y sus múltiples beneficios. También tuvimos tiempo para descender en unos miradores y apreciar las preciosas vistas panorámicas que ofrece el atlas marroquí.
La siguiente parada fue en el pueblo fortificado de Ait Ben Haddou, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1987. En este espectacular entorno se han rodado infinidad de películas reconocidas como Lawrence de Arabia, La Momia y Gladiador.
Formado por un conjunto de edificios de adobe rodeados por altas murallas, el ksar de Ait Ben Haddou es un tipo de hábitat tradicional pre sahariano. En sus orígenes, este sitio fue uno de los muchos puestos de comercio en la ruta comercial que unía la antigua Sudán con Marrakech por el Valle del Dra. Luego, con el paso del tiempo el ksar se fue despoblando y sus habitantes se desplazaron al otro lado del río, en donde encontraron mejores condiciones para vivir.
Todo esto trajo aparejado el abandono de la fortaleza y las construcciones de adobe se volvieron muy vulnerables con el paso de los años. Es por eso que fue y es fundamental el aporte de fondos destinados a su mantenimiento por parte de la UNESCO, ya que permitieron la restauración y puesta a punto de la fortaleza.
Dejando atrás la Kasbah Ait Ben Haddou, seguimos rumbo y nos encontramos con los famosos Atlas Studios, los cuales fueron creados en 1983. Situados a unos 5 km al oeste de la ciudad de Ouarzazate, estos estudios ocupan 20 hectáreas aproximadamente y son los de mayor extensión en el mundo.
En este lugar no solo trabajan las más renombradas productoras internacionales, sino que funciona también una especie de museo, en donde se exhiben multitud de decorados y se conservan piezas usadas en los rodajes. Durante la visita se pueden ver algunos de los mejores escenarios de películas como las ya mencionadas Gladiator, Lawrence de Arabia o La última tentación de Cristo.
Atlas Studios: el precio de la entrada es 50 DH para adultos y 30 DH para menores. Los horarios para las visitas guiadas van desde las 8:30 hasta las 18:00 horas.
Una buena forma de interiorizarnos en la íntima relación que ha mantenido la ciudad de Ouarzazate con el séptimo arte es visitar el Museo de Cine de Ouarzazate, inaugurado en julio del 2007 y situado justo delante de la histórica Kasbah Taourirt.
Y ya que mencionamos a la Kasbah Taourirt, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, hay que decir que es una de las mejores conservadas y más bonitas de la zona. En la antigüedad fue residencia de uno de los gobernadores más poderosos de la región, el pachá de Marrakech.

Hoy en día se puede recorrer el exterior de esta construcción de adobe con torres almenadas o visitar su interior y admirar los antiguos aposentos del Glaoui, el comedor y las habitaciones que aún conservan los decorados originales de estuco pintado y los techos de madera de cedro.
De vuelta en la ruta, esta vez camino a Ouarzazate, pudimos apreciar la belleza del Valle de las Rosas. Los habitantes de esta región cultivan el monte en pequeñas parcelas de tierra, que se encuentran en su totalidad delimitadas por hileras de rosales de la especie botánica “rosa damascena”. Las rosas son un cultivo de apoyo que reviste una gran importancia para la población: de ella se obtienen un montón de productos derivados como agua de rosas o esencias que se pueden adquirir en las pequeñas tiendas ubicadas a lo largo del valle.
Otro lugar que nos maravilló durante el recorrido por esta región fue el imponente Ksar de Bou Thrar, que domina el bonito oasis de quietud. A sus pies, pudimos admirar el espectáculo de los recolectores recogiendo las flores durante la mañana, bajo la frondosidad de las palmeras y a la vista de todos los turistas que se detienen a verlos trabajar.
También pasamos por el Gran Palmeral de Skoura donde pudimos apreciar las más de 700.00 palmeras y la gran concentración de kasbah que se diseminan por todo el oasis y sus alrededores.
Tras un hermoso pero agotador viaje de un día, por fin llegó el turno de la cena y del alojamiento en Hotel.
Día 2: Visita al Valle del Dadés, las Gargantas del Todra y noche en el desierto
Tras desayunar, nos subimos a la 4×4 y salimos rumbo al Valle del Dadés. A este valle se lo conoce como el “Valle de las mil y una kasbahs” y aunque la cifra es exagerada, lo cierto es que son muy numerosas las fortificaciones que podemos ver a lo largo y a lo ancho del mismo.
Unos kilómetros más adelante llegamos a uno de los puntos fuertes del sur: los “Dedos de Mono”, uno de los grandes atractivos del Alto Atlas marroquí. Con esta denominación se conoce a los acantilados de Tamlalt, que son unas curiosas formaciones redondeadas y verticales de arenisca roja que vistas en la distancia parecen dedos esculpidos.
Dejando atrás el Valle del Dades y con dirección a Tinghir, nos encontramos con la Garganta del Todra. Estas enormes formaciones rocosas de paredes verticales y de gran belleza, son el paraíso de los escaladores. En este punto del recorrido nos bajamos de la 4×4 y caminamos bajo el alto acantilado y siguiendo el curso del río Todra por espacio de unos 20 minutos.
Esta pequeña caminata nos sirvió para estirar las piernas y recobrar fuerzas, ya que aún nos quedaba pendiente el último y más importante tramo del viaje.
Horas más tarde, partiríamos con destino a Merzouga para pasar la noche en el desierto.
Al llegar al pueblito de Merzouga nos tocó cambiar de vehículo. Nos bajamos de la 4×4 y con ayuda de nuestro guía Hassan, nos subimos a los dromedarios que nos llevarían hasta la haima en medio del desierto donde pasaríamos la noche. No tengo noción de cuánto duró la caravana, solo recuerdo que fue larga, silenciosa y que solo escuchábamos el silbido del viento ocasionalmente.
A mitad de camino, nos bajamos de los camellos y realizamos una parada para contemplar la inmensidad del desierto y para ver la puesta del sol sobre las dunas. De repente, y sin darnos cuenta, estábamos en medio de todas esas enormes montañas de arena que nos rodeaban y nos dejaron sin habla.
Realmente no hay palabras para describir ese paisaje: había visto millones de fotos por internet y muchas películas rodadas en el desierto, pero nunca imaginé que el color de la arena fuera tan intenso. Por momentos las dunas se veían blancas, otras veces rosadas, después las coloreaba el sol y como por arte de magia adquirían un intenso color dorado, único y resplandeciente.
Al llegar al campamento, tiramos las mochilas y recorrimos cada una de las tiendas instaladas sobre la arena: algunas cumplían el rol de «dormitorios» y estaban equipadas con varias camas y lámparas para la noche. En el centro del campamento había una especie de living-comedor con dos mesas, colchones para sentarnos alrededor y una gran lámpara para iluminarnos durante la cena. Por momentos me olvidaba de que estaba en el desierto, hasta que ponía un pie en el suelo y la arena se metía en mis zapatillas…
Antes de cenar subimos a una duna enorme y vimos el atardecer. Ya de vuelta en la haima, tuvimos una auténtica cena bereber que consistió de un riquísimo tajine de verduras cocinado por el mismísimo Hassan y de postre naranjas con canela. Luego llegaron los tambores y nuestros anfitriones nos dieron un auténtico concierto bajo las estrellas y así, entre canciones, historias y leyendas bereberes, terminó la noche.
Dormir en una “jaima” en el desierto y hacerlo bajo la luz de las estrellas, es una vivencia que no voy a olvidar jamás.
Día 3: dunas de Merzouga y fin del viaje
Al día siguiente, nos despertamos antes del amanecer y fuimos a contemplar la salida del sol en la gran duna. Siempre supe que en este viaje a Marruecos debía visitar el desierto, pero nunca pensé que la experiencia fuera así de intensa.
Les juro que ver el amanecer en el desierto no tiene precio. En mi mente las imágenes transcurrían lentamente: de las caóticas calles de Marrakech hasta la nada misma, del ruido de vehículos y el bullicio de la gente, al silencio total y absoluto.
Lentamente me fui despidiendo de este maravilloso lugar, abrigado por la luna y por el sol, en donde el tiempo parece detenerse.
Los dromedarios nos esperaban en las afueras de la tienda para llevarnos de vuelta al albergue de Hassan, en donde nos bañamos, desayunamos y preparamos las mochilas para comenzar el largo viaje de regreso a Marrakech.
De regreso atravesamos los áridos y coloridos paisajes pre-desérticos hasta llegar al Valle del Draa, donde hicimos una parada para disfrutar de este precioso valle que discurre junto al río Draa, que cruza todo el país hasta Mauritania y es el más largo de Marruecos. En las últimas horas de la tarde cruzamos el Alto Atlas y para el anochecer ya estábamos de regreso en la caótica Marrakech.
Fue un viaje largo y agotador, pero sin dudas una de las experiencias más hermosas que me ha tocado vivir.
En Ouarzazate hay tres estudios de cine, uno de ellos citado en tu articulo, (Atlas Studios), el Cla Studios y El Kazaman Studios; los dos primeros están localizados a la entrada de Ouarzazate vinivendo desde Marrakech, muy cerca uno del otro y el tercero a la entrada de Ouarzazate viniendo por la ruta de Skoura (Errachidia).
Como bien dices en tu articulo, en Ouarzazate se halla el Museo del Cine, sito delante mismo de la Kasbah de Taourirt, visitable sin necesidad de guía alguno en un recorrido «señalizado» y que ofrece en sus tarifas descuentos para niños y minusválidos.
El Cla Studios y el Atlas Studios, son visitables, precios de 50 dirhams para el Atlas, 30 para el Cla y el tercero, Kazaman Studios no es visitable ya que además de estudio de cine (2004), alberga la Escuela de Cinematografía con algo mas de cincuenta alumnos actualmente.
Este centro de formación, así como el resto de estudios y el museo, son una verdadera ironía en una ciudad donde no hay ni una puñetera sala de cine pública, ya que las que había están cerradas ….
De los dos estudios de cine que se pueden visitar, el que siempre me ha parecido mas interesante es el Cla (creado en 2004) porque está mejor conservado y porque las visitas guiadas son extensas, lo que no se puede decir del Atlas (creado en 1983) ya que sus decorados dejan bastante que desear (y en algunos casos son hasta peligrosos) y su visita es muy rápida (unos 50′) con explicaciones poco fiables y, a veces, inventadas sobre la marcha por el guía; no obstante, es el mas turístico (es una turistada diría yo) y como es el que generalmente se visita (y visitan los tours), explicaré algo del Cla.
La visita a los estudios Cla tiene dos partes; la visita interior, a los estudios propiamente dichos, (lo que en muchas ocasiones no es posible porque hay rodaje), y las tres visitas exteriores, la correspondiente a la réplica de la ciudad de Jersualem, la correspondiente a la réplica de la Meca y su plaza y la correspondiente a la réplica de una kasbah de estilo árabe. La visita a los estudios y al decorado de la ciudad de Jerusalem son guiadas; las otras dos son libres.
Todas las visitas exteriores están sitas fuera de los estudios principales, en medio de la nada, a unos dos km de los mismos y uno tiene que ir por sus propios medios pues no hay «transporte interior»; los accesos son por pista apta para todo tipo de vehículos aunque con prudencia ya que se debe circular por una zona completamente desértica que responde a la tipología de un reg.
Ouarzazate era lugar frecuentado en la década de los 30 del S XX por los aviadores y mecánicos de Aeropostale que cubrían la línea aérea abierta entre St Louis en Senegal y Casablanca (vía Agadir); entre ellos se encontraba Antoine Saint Exupery, quien en mas de una ocasión fue desviado de su ruta y obligado a aterrizar en Ouarzazate, alojados en Chez Dimitri ……. pero esa, ya es otra historia.
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Wooow, muchas gracias por esta información! Desconocía lo referido a los estudios Cla y por lo que mencionas es súper interesante.
Sin dudas lo tendría en cuenta si tengo la posibilidad de volver a Marruecos.
Nuevamente, gracias por la información tan detallada que compartis.
Abrazos, Patricia
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