Isla de los Uros y Taquile: joyas del lago Titicaca
Hoy me desperté a las 06:30 am y es el segundo día en este viaje en el que me toca, o mejor dicho elijo madrugar. Me había planteado ponerme la menor cantidad de horarios posibles en esta oportunidad, pero tanto para ir al Cañón del Colca como para ir a las islas flotantes tuve que hacer un esfuerzo y levantarme muy temprano.
El desayuno fue bastante tranquilo e incluyó el infaltable café de la mañana sin el cual no funciono, acompañado por un crujiente pan frito y un delicioso queso de cabra. A pesar de haber dormido bien, por estas horas noto que estoy más cansada que en los días anteriores que pasé en Arequipa. Es increíble como la altura puede afectar tu rendimiento diario, aunque por suerte ninguno de los síntomas pasa a mayores así que a las 07:00 am ya me encuentro subiendo al bus que me lleva con dirección al muelle lacustre.
Al llegar al embarcadero, y luego de escuchar las instrucciones del guía, me subo a una barca rápida que en cuestión de minutos me va a llevar a una de las “Islas de los Uros” en el Lago Titicaca.
En Puno llueve desde que me levanté, así que lamentablemente no es posible salir a la cubierta del barco para admirar el paisaje o sacar fotos. Sin embargo lo que más me preocupa es que la lluvia continúe durante toda la jornada y no poder disfrutar de la visita a las islas y del majestuoso Lago Titicaca, uno de los lugares que anhelo conocer desde siempre. (¿Será más lindo que el lago Atitlan?).
La primera parada de este tour es en una de las famosas “Islas Flotantes”, uno de los atractivos más conocidos del Lago Titicaca. Muchos viajeros que he conocido en este tramo del viaje critican este lugar por su “artificialidad” y porque todo parece estar “preparado” para impresionar al turista. Si bien es cierto que se ha perdido parte de su autenticidad, desde mi punto de vista es un lugar que tenes que visitar si estas en Puno.
Luego de unos 20 minutos navegando por el Lago Titicaca, llegamos a una de las “Islas de los Uros” donde somos recibidos por las familias que viven allí. Después de reunir a todo el grupo en círculo, el presidente de la comunidad nos explica todo el proceso de construcción de estas islas, así como sus costumbres y forma de vivir.
En realidad las “Islas flotantes de los Uros” no son precisamente islas, sino que se trata de construcciones de totora que se asientan en el lecho del lago Titicaca. Su habitantes están agrupados en torno a una comunidad llamada Uros-Chulluni y ofrecen opciones de turismo rural que le permiten al viajero no solo hospedarse en las islas, sino también participar de las actividades diarias como la pesca.
Al finalizar la charla, cada una de las mujeres que habita la isla nos invita a conocer su diminuta vivienda, en la que cabe toda una familia y a donde viven apenas con lo básico. Después de esta pequeña incursión, visitamos los lugares comunitarios como la cocina y a continuación viene la amable invitación para que visitemos los diferentes puestos de artesanías y obviamente nos llevemos algo de recuerdo. Sin duda esta es la parte «más turística» del tour por las islas, pero como escribía al principio sólo por tener la experiencia de estar sobre una isla flotante y conocer un poco más de su cultura, vale la pena.
Cuando llevamos algo más de una hora en el lugar, y para hacerlo más turístico aún, el guía nos dice que nos van a llevar en su barco tradicional de juncos atados a mano hasta otra isla para dar un paseo por la zona. Este breve paseo en el «Mercedes Benz», tal es el nombre del barco, no está incluido en la tarifa del tour y por ende tenemos que abonar la módica suma de 10 soles.
En unos pocos minutos nos encontramos en otra islita que forma parte de los Uros llamada “Hananpacha”, muy bien equipada con bares y sanitarios. Se trata de una breve parada en donde aprovechamos para ir al baño (1 sol), tomar un mate de coca (4 soles) y todos aquellos que tienen el pasaporte en la mochila, lo sacan para ponerle el sellito que indica que visitaron los Uros.
Cerca de las 10:00 emprendemos el último tramo del viaje hacía la Isla de Taquile y afortunadamente el sol hace su primera aparición. No dudo en “mudarme” a la cubierta del barco y mientras navegamos soy testigo de uno de los paisajes más maravillosos que mis ojos han visto.
A pesar de que somos varios en la cubierta, me animo a levantar la mano y tengo la sensación de que casi puedo tocar las nubes. Un poquito más de esfuerzo, me paro y les juro que llego con la punta de los dedos. A lo lejos, en el horizonte, ya no hay límites: todo está teñido de un azul claro y solo el movimiento de la barca nos recuerda de que estamos en la tierra y no en el cielo.
Sin dudas, el lago Titicaca está más cerca del firmamento que cualquier otro lugar en los que he estado nunca.
Tras más de una hora de viaje, llegamos a la Isla de Taquile y antes de desembarcar en uno de los puertos de la isla llamado «Salacancha», el guía nos explica que tenemos unos 25 minutos de caminata hasta llegar a la plaza principal y volver a reunirnos para el último tramo de la excursión.
No les miento si les digo que fueron 25 minutos o más de sufrimiento total: si bien el trayecto es corto, la subida es empinada y la falta de oxígeno en la altura tiene efectos devastadores en nosotros. Creo que todos los que formamos parte del grupo hacemos trayectos de 5 minutos y paramos para descansar otros 10. El premio a todo este esfuerzo, es la increíble vista desde las alturas que te deja sin aliento, aunque en este caso no se trata de una metáfora: realmente estamos sin aliento.
A medida que nos acercamos a la plaza, punto más alto de la Isla y que se encuentra a 3910 msnm, nos cruzamos con pequeñas tiendas y kioscos y con muchos isleños ataviados con la vestimenta típica.
Taquile es una pequeña isla y cuenta con una población de unas dos mil personas. Los isleños son de origen quechua y se caracterizan por el arraigo de sus tradiciones, costumbres y por sus coloridas vestimentas. Se dedican a la pesca, la agricultura y a la producción de textiles.
Una vez que todo el grupo se reúne en la plaza, el guía nos da una pequeña charla sobre cultura general de la isla y tenemos unos minutos libres para sacar fotos y visitar la tienda de textiles del lugar. A continuación emprendemos la última caminata que nos llevará hacia otra parte de la isla a donde nos espera algo muy ansiado a esta altura del día: el almuerzo.
No recuerdo el nombre del restaurant en donde paramos, pero sí que tomamos una deliciosa sopa de quínoa como entrada y que se nos hizo agua la boca con la trucha a la plancha, la cual acompañamos con papas y arroz.
Finalizado el almuerzo, y luego de un riquísimo mate de coca, el dueño del restaurant nos dio una breve charla sobre las costumbres, artesanías y su vestimenta, que es lo que me resultó más interesante:
- Los hombres visten gorro: si el mismo tiene la punta blanca, quien lo viste es soltero, pero si el gorro es completamente rojo significa que está casado.
- A medida que se gana posición en la comunidad, el color y fisionomía del gorro varía; el máximo lugar en el escalafón es ser presidente de la comunidad.
- La forma de tejer los gorros es única y los tejedores logran un punto tan tupido y cerrado, que los gorros pueden emplearse para transportar agua sin miedo a que esta se filtre a través de la lana.
- La faja de los hombres tiene una función de sujeción lumbar que les permite cargar hasta 60 kilos sobre sus espaldas. Recordemos que en la isla no se emplean burros para el transporte de bultos, ni tampoco se permiten las mascotas.
- Una costumbre llamativa es que los hombres siempre llevan en la faja una bolsita con hojas de coca. Cuando se cruzan con otro lugareño o vecino se ofrecen las hojas como modo de iniciar una conversación y están se mascan durante la conversación.
También hay lugar para algunas demostraciones muy interesantes como por ejemplo cuando nos cuentan como fabrican un jabón natural: usando como base agua y las hojas trituradas de un arbusto llamado “chukjo”, se consigue una solución espumosa con la que lavan diferentes trozo de lana sucia y consiguen eliminar la suciedad por completo.
Finalizada la instructiva charla y con el estómago lleno y feliz, nos ponemos de nuevo en marcha y caminamos hacía el embarcadero, a donde nos espera nuestro barco rápido para llevarnos de regreso a Puno.
En el camino de regreso a la ciudad, pienso para mis adentros que estar en el Perú y no venir al Lago Titicaca es un pecado. Me han gustado mucho estas islas, tanto así que volvería a visitarlas por mi cuenta si tuviese más tiempo. Creo que Taquile vale la pena por las impresionantes vistas y sobre todo por la paz y tranquilidad que ofrece.
Con respecto a Los Uros, a pesar de la “artificialidad” que le critican, me parece un buen lugar para aprender sobre esta cultura ancestral y su modo de vida. No voy a negar que todo está preparado para el turismo, de hecho el último de los uros murió hace tiempo, pero hay un esfuerzo por parte de esta comunidad en recrear ese espacio y una inversión de tiempo y dinero en sus viviendas y vestimentas que hay que saber apreciar y valorar.
A quien le parezca mal que se cobre por entrar a la comunidad o por subir a cualquiera de las embarcaciones de totora, debe saber que en la mayoría de los lugares turísticos se debe abonar para ingresar y que gracias a ese dinero se mantienen muchos de estos lugares.

Espero que en tu viaje por el sur de Perú las visites y si ya estuviste allí, que me cuentes que te pareció. Ahora sí, finalizado el relato, te dejo los costos y las indicaciones para llegar tanto si vas tu cuenta como en un tour:
Podes visitar la isla por tu cuenta o en un tour de 1 día o de 2 días / 1 noche de duración.
- Por tu cuenta: tenes que dirigirte al muelle lacustre de Puno (son unas 6 cuadras desde el centro) y allí podes comprar el pasaje a las islas. El viaje desde Puno a Uros te cuesta 10 soles y hay salidas diarias desde las 06:00 hasta las 16:30.
- El ticket de ingreso a la Isla de los Uros es de 5 soles, mientras que en Taquile es de 8 soles.
- Tour Full Day: Tiene un valor de 60 soles e incluye recogida en tu hotel, traslados, ingreso a las islas, almuerzo sin bebida (yo pagué 8 soles por una cerveza) y guía. En este tour se visitan Uros y Taquile y es el que yo acabo de reseñar.
- Tour 2D/1N: Incluye recogida en tu hotel, traslados y pernocte. En este tour se visitan Uros, Taquile y Amantani.
Las agencias de viaje en Puno están concentradas en su mayoría en la calle Lima y como todas venden estos tours, tienen los mismos precios. También los podes reservar en tu hostel/ hotel.
Bueno, esto es todo por ahora.
Nos leemos en el próximo capítulo de este viaje
Abrazos, Patricia
Leyendo tu relato me transporté a mi visita al lago Titicata y sus islas. A mi me hubiese gustado pasar la noche en Taquile, lo tengo en el tintero para una próxima visita. ¡Me gustaron mucho tus fotos! 😊
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Si, Taquile era ideal para quedarse, tuve la misma sensación porque es muy poco lo que se puede conocer en un día. Hay que volver, no? 🙂
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Magnifico post! Me ha encantado, felicidades!
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Muchas gracias!!! Me hiciste poner colorada 🙂
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Hola Patricia!
Es tan grato encontrar este tipo de contenido de mi País, Perú. Todas las recomendaciones que brinda son excelente! Adicionalmente me encataría aportar con los lectores sobre la fundación del Imperio Inca >> https://blog.viajesmachupicchu.travel/fundacion-del-imperio-inca-leyenda-del-lago-titicaca-en-peru/
Besos, un cordial saludo!
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