Olinda, tesoro histórico y cultural
El segundo día de nuestra estadía en Recife decidimos visitar la ciudad de Olinda, capital cultural de Brasil.
Este colorido municipio brasileño está ubicado a pocos kilómetros de la capital del Estado de Pernambuco y seduce por su encanto, su animado carnaval que atrae a miles de turistas y por su belleza paisajística que obliga a quien la visita a recorrer todos sus rincones.

De Recife a Olinda en bus
En la Avenida Conselheiro Aguiar, una de las más importantes de Recife, nos subimos al bus 910 (Piedade/Rio Doce) y luego de casi 45 minutos de viaje, descendemos frente a la Plaza Do Carmo justo antes de la Oficina del Correo.
El día está nublado (lo notarán por las fotos), pero aún así el calor se hace sentir paso a paso. Tenemos un itinerario más o menos armado, así que sacamos el mapa de la mochila y empezamos a caminar en busca de todos los tesoros que nos llevaron a viajar a Olinda.

Vamos despacio, parando en cada iglesia o museo y admirando esos paisajes que mezclan el color mar azul, el verde de la vegetación y los colores vivos de las casitas pintadas de azul, rojo, naranja o amarillo.
Cuenta la leyenda que en 1535, el portugués Duarte Coelho buscaba un sitio para fundar una ciudad. Al encontrar una colina con una magnífica vista al mar y una ubicación estratégica, exclamó: “Oh linda situación para construir una Villa”, dando así origen al nombre de la ciudad.
Tip de viaje: El bus de Recife a Olinda cuesta 4,7 reales. Para volver a Recife hay que tomar el mismo bus, pero en la parada que se encuentra del otro lado de la calle. Si van a viajar con valijas recuerden que se trata de un bus regular, es decir viaja con muchos pasajeros todo el tiempo.
Caminando por ahí… Bienvenida a Olinda Lula Livre!
La ciudad de Olinda tuvo un importante desarrollo económico a finales del siglo XVI, hecho que motivó la invasión holandesa. Después de la expulsión de los holandeses, que incendiaron la ciudad por completo, la misma comenzó a ser reconstruida, aunque jamás recuperaría su esplendor original.
Al día de hoy se preserva parte del trazado urbano original de la villa, antiguas iglesias barrocas y el caserío compuesto por coloridas y pintorescas casas coloniales. Todo este conjunto arquitectónico, uno de los más bellos e interesantes de Brasil, es lo que la Unesco declaró Patrimonio Cultural de la Humanidad en 1982.

Que ver en Olinda
Nuestra primera parada es en la Iglesia de Nossa Senhora do Carmo, construida en 1580 y restaurada en 1720 cuando los portugueses ocuparon el poder. La Iglesia Do Carmo, ubicada en una colina en la Plaza Do Carmo, es la más antigua de la Orden de las Carmelitas y se destaca por su estilo colonial renacentista.
Si les gusta la arquitectura religiosa como a mí, se van a deleitar en esta ciudad porque a cada paso aparecen iglesias ricas en ornamentos y tallas, pero también pequeñas y sencillas capillas. Un guía local que nos acompaña nos comenta que la mayoría de ellas datan de los siglos XVI y XVII y casi todas exhiben arquitectura e imágenes barrocas.

Iglesia y Monasterio de São Bento
Siguiendo el curso de la Rua do Sao Bento, nos encontramos con la Iglesia y Monasterio de São Bento. Tiene un hermoso altar de madera tallada en estilo barroco revestido con 28 kilos de oro, uno de los mejores ejemplos barrocos del mundo. En 2003 este altar fue desmantelado durante varios meses para ser transferido y exhibido en el Museo Guggenheim de Nueva York y hoy ocupa de nuevo el lugar que le corresponde.

La vida de San Benito está presente en cada detalle del monasterio, incluyendo allí el propio mobiliario: la trayectoria del santo es contada en tallas doradas, espejos de cristales y paneles.
Un dato curioso es que el tradicional Cristo no se encuentra en la sacristía como en cualquier otra iglesia, sino en el coro y de espaldas al altar; es decir mirando al pueblo.
Catedral Da Se
Subiendo por la rua Ladeira da Se nos encontramos con la Igreja de São Salvador do Mundo (Catedral Da Se), ubicada en un lugar con una vista privilegiada. Esta iglesia es la más antigua de la ciudad y una de las primeras construidas en Brasil.
Comenzó siendo solo una simple capilla hecha de barro, años mas tarde recibió el título de Catedral (1676) y hoy en día es una de las principales atracciones de Olinda.

Tip de viaje: Hay que pagar 2 reales a modo de contribución para ingresar, pero les sugiero hacerlo porque desde el patio de esta iglesia se obtiene una panorámica deslumbrante de Olinda y Recife, exactamente la misma que dio origen a la legendaria exclamación que derivó en su nombre.
Debido a las diversas intervenciones y reformas, la fachada del templo fue abandonando el estilo original. Entre 1974 y 1976, la edificación fue restaurada y recuperó sus facciones originales de transición entre el Renacimiento y el Barroco. Esta restauración formó parte del Programa de Restauración de las Ciudades Históricas del Gobierno Federal, en conjunto con la Fundación Nacional de Arte de Pernambuco.

Convento de San Francisco
La Rua São Francisco nos lleva hasta otro conjunto de gran relevancia formado por la Iglesia de Nossa Senhora das Neves, el Convento de San Francisco y las capillas de San Roque y la de Santana. Una gran cruz hecha a partir de piedras tomadas de los arrecifes de la zona engalana la entrada de este lugar.
La construcción del Convento de San Francisco comenzó en 1585, pero terminó parcialmente destruido por los holandeses en 1631. Su restauración se llevó a cabo en el siglo XVII y en su interior se destacan, entre otros, los amplios paneles de azulejos portugueses que retratan la trayectoria de San Francisco de Assis.
Para ingresar a este conjunto arquitectónico hay que abonar 2 reales que se destinan al mantenimiento del lugar. Es un monto bajo de dinero, sobretodo teniendo en cuenta que este convento es una de las visitas mas recomendadas.
Si bien encontramos monumentos e iglesias a cada paso que damos, recorrer las callecitas como la Rua Do Amparo o la Calle de la Misericordia también es un paseo en sí mismo. En todas ellas nos encontramos con pintorescos caserones, atelieres y museos, como el Museo del Mamulengo o el Museo Regional de Olinda.

Una experiencia imperdible es detenerse en alguna de las colinas de Olinda para apreciar su belleza desde las alturas. No nos olvidemos de que esta ciudad, que fuera la primera capital de Pernambuco, fue levantada sobre siete colinas.
Tip de viaje: El casco histórico, o al menos lo más importante del mismo, puede recorrerse en un día. Pero si planean pasar más tiempo en esta ciudad o pernoctar en ella, Olinda ofrece pequeñas hosterías, hostales y hoteles ubicados en pleno centro histórico.

Uno de los mejores lugares para comprar artesanías es el Mercado Da Ribeira, que funciona en un edificio de finales del siglo XVII y se encuentra ubicado al frente de las ruinas del senado. Máscaras de papel maché, grabados, pinturas y los típicos muñecos de arcilla de la zona se pueden conseguir en este mercado a muy buen precio.
Las tiendas del Alto da Se también son buenas opciones a la hora de comprar recuerdos o souvenirs de la ciudad.
Mercado Da Ribeira Ruinas del Senado Artesanato de Olinda
Olinda también cuenta con playas que se esparcen a lo largo de 11 kilómetros del litoral. Entre las más frecuentadas se destacan la Playa Bairro Novo, la Praia do Carmo, situada muy próxima al centro histórico y Praia do Farol, que es la más pequeña en extensión.
Tip de viaje: Llevar buen calzado, porque se camina mucho y las calles son en su mayoría empedradas. Si se olvidan de llevar agua, en la ciudad hay varias lojas de conveniencia (mercaditos) en donde pueden comprar bebidas, galletitas o comida al paso como empanadas o coxinhas de pollo o pescado.

Consideraciones finales…
En esta primera visita quedaron fuera algunos lugares importantes como el Museo de Arte Contemporáneo y las playas de Olinda, no obstante nos llevamos una excelente imagen de la ciudad que nos pareció limpia y segura.
Además, como siempre digo: todos los lugares que quedan pendientes se convierten en buenas razones para volver algún día…
Tip de viaje: Si están interesados en conocer la historia del lugar, en la mismísima Plaza do Carmo (el lugar en donde hay que descender del bus) se van a encontrar con varios guías de turismo ofreciendo city tours y paseos guiados.
Espero que les haya gustado este post, tanto como a mí me gusto recorrer esta colorida y artística ciudad. He sumado otra ciudad Patrimonio de Unesco a mi listado de lugares visitados, así que para mí el resultado es súper positivo.
Nos encontramos en la próxima entrada que seguramente se tratará de Recife, capital del Estado de Pernambuco. Si tienen alguna duda o consulta sobre Olinda, no duden en dejarme un comentario!.
Un abrazo, Patricia
bellicimas tomas!!!
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Ay, muchísimas gracias!!!! Sabes que estaba super nublado ese día (y además tengo una cámara común y corriente jejeje). Se ve que la ciudad es linda nomás!
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pero colores son tan hermosos, quizá una pequeña falta de luz de alguna manera tambièn jugó su papel, se ven resaltantes, marcados, y el enfoque te invita a pasar dentro de la imagen. muy bonito. bueno, la ciudad, tambien 🙂
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Muy linda la reseña de mi ciudad!!!! me encantó y sin duda la compartiré.
si vuelves a ir, escríbeme y te doy tips.
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Muchas gracias Geraldo! Olinda es la ciudad más linda de Pernambuco y sin dudas quiero volver. Te voy escribir cuando vaya!!!!
Te mando un gran abrazo, Patricia
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